La anunciada llegada del bicentenario ha sido el termómetro para medir la podredumbre de la clase política actual.
El flagelo de los finales de los 80 y parte de los 90 fue la violencia política con los hombres alzados en armas, llegó el proceso de democratización y se posicionó la corrupción y delincuencia a gran escala. Ya que las dictaduras con rostro de democracia manejaban con paquetes de bala y fajos de millones de soles (Montesinos – congresistas y medios de comunicación) El pueblo peruano no ha aprendido de su historia cercana. El flagelo del terrorismo es tan cruel como la violencia económica y de oportunidades.
Las izquierdas, derechas, del centro y otros han demostrado de la escasa voluntad institucional de hacer las cosas como corresponde. En el Perú se ha notado que falta calidad de personas para hacer calidad de políticas. Los rostros de la política local, regional y nacional son solo mercaderes de las necesidades en campaña electoral.
La falta de hacer docencia con decencia en el espectro político nos da un indicativo que está fallando el ser humano involucionando a una especie de invertebrados o moluscos que solo sirven para seguir arrastrándose por el ego de hacer más dinero en el menor tiempo – en el paso por el poder político. Debido a ello están sucios como corral de patos la clase política llamados congresistas y mandatarios.
Los grupos de poder se han mostrado como los titiriteros de la clase política. Los empresarios se han convertido en mercaderes de voluntades. Los políticos se han convertido en peones y digitados de los dominadores económicos, la mayoría de congresistas se han convertido en obreros de los apetitos de los grupos del poder.
Se acaba la semana santa en el Perú y Dina Boluarte está a un paso de ser retirada del palacio de gobierno, es que Dina ya no sirve para los intereses de la izquierda, menos para los grupos de poder. Dina solo fue un tapón de presión con los hallazgos de documentos de los relojes de marca Rolex, las perillas de oro y diamantes, el agujero gira contra la estancia en el cargo de presidenta.
El reloj de Perú Libre, indica lo siguiente: Vladimir Cerrón con muchas horas como prófugo de la justicia. Los dinámicos observando su reloj con la permanencia en la cárcel. Pedro Castillo, haciendo ensayos como pasó todo esto y ahora el agujero del reloj apunta una buena temporada en la sombra. Dina Boluarte, se condenó con su propia boca al mencionar que los relojes son de antaño. Decían ser la fuerza nacida del pueblo y hoy vemos o aproximamos que tenían la fuerza, pero para hacer de las suyas con la plata de todos los peruanos. En resumen, el fundador del partido Perú Libre es prófugo de la justicia, el presidente en su momento Pedro Castillo, hoy en la cárcel por los casos que se le investiga. La vicepresidenta convertida en la primera presidenta del Perú en 200 años hoy está en un túnel sin salida y el segundero avanza con determinación que todo tiene su final. Lo que mal inicia mal acaba.
